lunes, 9 de agosto de 2010

SISTEMA OSEO

Tenemos más de doscientos huesos, unas cien articulaciones y más de 650 músculos actuando coordinadamente. Gracias a la colaboración entre huesos y músculos mantenemos la postura y realizamos múltiples acciones.

El tejido óseo combina células vivas (osteoblastos, osteocitos y osteoclastos) y materiales inertes (sales de calcio y fósforo), además de sustancias orgánicas de la matriz ósea como el colágeno, proteína que también está presente en otros tejidos. Los huesos son órganos vivos que se están renovando constantemente, gracias a las células óseas. Los osteoclastos son células que destruyen el hueso, y éste es reemplazado por una nueva matriz ósea que fabrican los osteocitos.
El esqueleto se parece a las vigas de una casa en construcción, un armazón recubierto por los músculos y la piel que sostiene los órganos de tu cuerpo. Sirve de soporte para los tejidos blandos y sobre él se apoyan los músculos para poder realizar su función.


Si bien la osteología -estudio de los componentes del sistema óseo- divide la estructura ósea en huesos del cráneo, de la columna vertebral y de las extremidades, al hablar de formas estos se dividen en largos, cortos y planos. Los huesos largos están ubicados en las extremidades, y en ellos se distingue un cuerpo o diáfisis y dos extremos o epífisis, que generalmente son articulares. En etapas de crecimiento, las epífisis son cartilaginosas (no calcificadas). La diáfisis está compuesta de una parte central y una periférica, compacta o dura. Esta parte central contiene la médula roja, que se encarga de la hematopoyesis, es decir, producción de las células fundamentales de la sangre, como son los eritrocitos o glóbulos rojos, los leucocitos o glóbulos blancos y las plaquetas, que derivan de los megacariocitos. En el adulto, la hematopoyesis se circunscribe a ciertos huesos, como el esternón, fémur y crestas ilíacas. Se estima que en el esqueleto se forman más de 200 mil millones de estos glóbulos por minuto.


Los huesos cortos tienen dimensiones iguales en todo sentido; se encuentran en los pies, las manos y la columna vertebral y poseen una forma más o menos cúbica.

Los huesos planos, por su parte, se componen de dos láminas de tejido compacto, separadas por unos pequeños espacios de tejido esponjoso llamado díploe. Ejemplo de estos son los huesos de la bóveda craneana y la pelvis, entre otros.

Los huesos largos tiene una diáfisis o cuerpo y dos extremos y es más largo que ancho. Los huesos largos tienen una capa exterior gruesa de hueso compacto y una cavidad medular interior que contiene la médula ósea. Los extremos de los huesos largos contienen hueso esponjoso y una línea epifisaria. Dicha línea epifisaria es un remanente de un área que contiene cartílago hialino que crece durante la infancia para alargar el hueso. Todos los huesos en los brazos y piernas, excepto la rótula y los huesos de la muñeca y el tobillo, son huesos largos.

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